La industria aseguradora se encuentra inmersa en un entorno de profundos cambios, que hace necesaria una gran capacidad de adaptación. Los principales retos están vinculados al envejecimiento de la población e incremento de la longevidad, la transformación digital, el uso del dato y la modelización, la mejora en la eficiencia de las operaciones, la irrupción de nuevos modelos de negocio y ecosistemas, el incremento en el entorno de control y de los requerimientos regulatorios, y también aquí, la adaptación a los principios de sostenibilidad (ESG).
En los últimos años, y también por el impacto del COVID-19, el comportamiento de los clientes ha cambiado, y como consecuencia de ello, las redes de distribución , aseguradoras y resto de stakeholdes como entidades de asistencia, han tenido que adaptar sus procesos a un contexto “híbrido” u omnicanal además de incorporar planes de resiliencia y continuidad de los negocios.
Se valoran de manera especial la inmediatez, sencillez y accesibilidad a los servicios, además de una atención cada vez más personalizada en la selección de nuevas coberturas. Esto obliga a las entidades aseguradoras a redoblar los esfuerzos de adaptación para satisfacer eficientemente las nuevas necesidades de sus clientes y adaptar sus propuestas de valor de manera más innovadora y segmentada, destacando la necesidad de incorporar nuevas tecnologías y de adaptar el mapa de interacción digital.
Asimismo, el incremento de la volatilidad e incertidumbre en los mercados , consecuencia de los efectos pandémicos, unido a los cambios regulatorios como el Reglamento de Protección de Datos (GDPR) o la Directiva de Distribución de Seguros (IDD), exigen a las entidades aseguradoras implicarse aún más en la gestión de la liquidez , del capital y de las provisiones, así como en el tratamiento de los datos de sus clientes, y en el control de sus procesos internos. Por su parte reguladores y supervisores ponen el foco en la revisión de las políticas de actuación de las entidades con respecto al cliente, así como en sus estructuras de gobierno y organización. Adicionalmente, la nueva normativa de IFRS 17, y las modificaciones de Solvencia II, implican un desarrollo muy significativo en la mejora de los procesos financieros y control de riesgos (incorporando riesgos emergentes como ciberriesgos, financial crime, reputacional, climático, pandemias, etc.), logrando a la vez una mayor homogeneidad y transparencia en la gestión, el reporting y en la información a terceros.
Nuestra práctica
Nuestros servicios de asesoramiento en la industria de Seguros cuentan con un enfoque multidisciplinar complementado por un profundo conocimiento del negocio, lo que permite dar respuesta a todo tipo de necesidades que puedan tener las entidades aseguradoras, tanto desde el punto de vista de soporte actuarial y de gestión de sus riesgos como en los ámbitos de estrategia, finanzas, transformación operativa, comercial y tecnológica.